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Red velvet
Red velvet

Si hay algo que ODIO, es sonrojarme. Es un mecanismo del cuerpo que no entiendo, no solo es completamente inútil, sino que encima parece pensado para fastidiar. Tú estás pasando vergüenza, y tu cuerpo, en vez de apoyarte y disimular, coge y se enciende como una bombilla poniéndote la cara como un tomate… Como gritando para que se entere todo el mundo: «Estoy pasando vergüenza!» «Estoy pasando vergüenza!» Ten cuerpo para esto…

Lo del Red Velvet Cake es un poco lo mismo: el color rojo no sirve para nada, pero a diferencia de cuando adorna mi cara, en las tartas sí resulta atractivo. A la hora de probar esta tarta me echaba un poco para atrás la cantidad de colorante que suele llevar en todas sus versiones. Así que decidí investigar un poco sobre este postre típicamente americano, para encontrar una receta más cercana a sus orígenes, cuando se preparaba, al parecer, sin colorantes.

La información que he encontrado sobre el Red Velvet Cake es confusa. No están muy claros los orígenes de este postre cuyos inicios están fechados entre finales del siglo XIX y principios del XX. Hay quien atribuye la receta y su difusión al Hotel Waldorf Astoria, y una clienta enfadada que se dedicó a propagar la «fórmula secreta» del Red Velvet para vengarse de una factura de hotel demasiado alta. Autores como McGee indican que el color rojizo del pastel se debe a una reacción química entre el vinagre o buttermilk que suele llevar la receta, y el cacao. Otros autores señalan que durante la Segunda Guerra Mundial, debido al racionamiento de alimentos, se preparaban bizcochos con remolacha, que sería la culpable del color rojizo. Y por otro lado hay quien sostiene que el nombre de red velvet (terciopelo rojo) en realidad se debe únicamente a que se usaba red sugar (brown sugar, azúcar moreno) en su elaboración, y que el pastel nunca fue rojo, hasta que durante la Gran Depresión un fabricante de colorante alimentario con ingenio comenzó a vender paquetes de colorante rojo que incluían la receta que ahora mismo se ha hecho tan popular en EE.UU (Por supuesto, la receta incluía una gran cantidad colorante para estimular las ventas!). Ya solo quedaba que el Red Velvet Cake apareciese a finales de los 80 en la película de «Magnolias de Acero» para que esta tarta de terciopelo rojo se convirtiera en uno de los postres más copiados en todo el mundo.

Sobre la receta que os traigo hoy, habría mucho que comentar sobre procesos químicos, pero lo voy a resumir, que al fondo ya veo a alguno roncando. Para elegir los ingredientes, he intentado mantener el PH de la masa lo más ácido posible, esto hace que el color de la remolacha no se pierda al hornearse. Por eso la receta lleva zumo de limón, vinagre, y nata fresca. Por eso, como indico, el cacao tiene que ser natural (ácido), y no procesado (base). Por eso no se puede poner bicarbonato sódico (base que contrarresta el ácido), y hay que usar levadura química. Podéis prepararlo con remolacha cocida de la que venden envasada, pero obtendréis un tono rosa amarronado parecido al de los panecillos de remolacha. Y de la misma manera que os dije en el bizcocho de calabacín que NADIE iba a notar que llevaba calabacín, en este os digo que
tiene un sabor particular, y sin llegar a reconocerse la remolacha, si se nota un «algo» diferente, como ocurre en las tartas de zanahoria, por ejemplo. Comencé trabajando sobre dos versiones de la receta (están señaladas al final, en las «Notas»). En mi opinión el motivo principal de añadirle una hortaliza al bizcocho es reducir la cantidad de azúcar y grasa en el mismo, ya sea zanahoria, calabaza, o remolacha, así que me sorprendió mucho que ambas recetas llevan nada más y nada menos que medio kilo de azúcar y medio kilo de materia grasa aproximadamente… eso sin incluir el frosting! Muy excesivo, y sobre todo, innecesario en mi opinión. Después de algunas pruebas (y no todas comestibles como sabéis), esta es la definitiva! Espero que os guste!

Este viernes estaré en la ceremonia de entrega de los Premios Bitácoras en Interqué, así que deseadme suerte! Aunque si finalmente resulto ganadora, es probable que me veáis ponerme roja. Por favor, no empeoréis la situación diciéndome: «Te has puesto roja!» Las bloggers gastronómicas, lo sabe todo el mundo, como mucho nos ponemos color red velvet 🙂 Ya os contaré!!


Red velvet
Tarta que se pone roja…
Red velvet
… como yo


Red velvet
Versión «iglú» preparada en estos boles aptos para horno
Red velvet
… y decorados con hojas y frutas de mi madroño


{Red Velvet Cake}

Preparación: 45 minutos

Cocción: 20 min (sin contar la decoración)

Raciones: 12 (2 minitartas de dos pisos de 10 cm, o 1 tarta de dos pisos de 18 cm)

Ingredientes

    Para el bizcocho:

  • 200 g de remolacha cruda (más o menos 1 remolacha)
  • zumo de un limón
  • 2 cucharadas vinagre
  • 125 g de nata fresca (crème fraîche. Puede sustituirse por yogur griego sin azucarar)
  • 125 g de mantequilla, a temperatura ambiente
  • 200 g azúcar
  • 2 huevos medianos
  • 1 cucharada de extracto de vainilla
  • 250 g de harina
  • 1 cucharada de cacao puro en polvo natural (por ejemplo, Hershey)
  • 2 cucharaditas rasas de levadura química
  • Para la cobertura de queso:

  • 125 g de mantequilla, a temperatura ambiente
  • 250 g de queso crema, tipo Philadelphia
  • 200 g de azúcar glass
  • Para la decoración de las minitartas:

  • 80 g de coco rallado
  • 1 clara de huevo
  • 50 g de azúcar
  • pizca de sal
  • 25 g de chocolate para fundir
  • 1 cucharadita de cacao puro en polvo

Preparación

  1. Vamos a comenzar preparando el bizcocho de de remolacha. Para ello, precalentamos el horno a 150 ºC
  2. Preparamos 4 moldes iguales de 10 cm, o dos moldes de 18 cm engrasándolos con mantequilla, y enharinándolos ligeramente
  3. Pelamos, troceamos, y trituramos la remolacha. Cuando esté en trocitos muy pequeños, agregamos el zumo de limón y el vinagre, para preparar un puré de remolacha lo más fino posible. Agregamos la nata fresca, y batimos hasta obtener una mezcla más o menos homogénea
  4. En un bol amplio, con un batidor de varillas o con una cuchara, mezclamos bien la mantequilla con el azúcar, hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa
  5. Añadimos los huevos de uno en uno, sin agregar el siguiente hasta que el anterior esté perfectamente integrado
  6. Añadimos la mezcla de remolacha y nata, y la vainilla. La masa puede tener una cierta apariencia «cortada» pero es normal
  7. Agregamos la harina, el cacao y la levadura química y mezclamos con una espátula o cuchara, hasta que estén todos los ingrediente bien integrados
  8. Vertemos la mezcla en los cuatro moldes que hemos preparado, distribuyéndola uniformemente
  9. Horneamos 20-25 minutos a 150º C
  10. Sacamos del horno, y esperamos unos minutos antes de desmoldar
  11. Nivelamos los bizcochos para que todas las capas sean del mismo tamaño y reservamos. Si disponemos de una lira, facilita bastante la tarea, si no tendremos que hacerlo con un cuchillo, procurando que nos queden rectas todas las capas (los bizcochos se cortan mejor si están asentados, es decir, si los hemos preparado el día anterior) En la tarta de las fotos me salté este paso, pero en la receta os cuento cómo hacerlo para que quede perfecto
  12. A continuación, comenzamos a preparar la crema de queso que cubrirá nuestras tartas. Para ello, en otro bol amplio, vamos batiendo la mantequilla con el queso y el azúcar a máxima velocidad con un batidor de varillas, hasta que obtengamos una masa esponjosa, blanquecina, y homogénea (unos 5 minutos)
  13. Procedemos a rellenar y decorar la tarta
  14. En el plato donde vayamos a servir, colocaremos el primer bizcocho, el menos perfecto de los que hayamos hecho, encima de algunos recortes de papel de hornear, para que no se manche y podamos retirarlos después con facilidad
  15. Colocamos sobre esta capa de bizcocho un par de cucharadas de la crema de queso, y con una espátula la distribuimos uniformemente, no pasa nada porque se salga por los lados.
  16. Ponemos otra capa de bizcocho encima, presionando ligeramente, y asegurándonos de que está bien alineado con el bizcocho inferior
  17. Arriba colocamos siempre el bizcocho que nos haya quedado más perfecto, con la parte de abajo hacia arriba (siempre es la más bonita). Repetimos con la otra minitarta.
  18. Cubrimos nuestras mini tartas
    con una capa de crema de queso, no es necesario que quede muy perfecto ya que luego irá recubierto de coco rallado. La cobertura de la tarta se hace con una espátula, humedeciéndola de cada vez para que el acabado sea perfecto
  19. Dejamos las minitartas 15 minutos en el congelador, para que se solidifique un poco la crema de queso
  20. Sacamos del congelador las minitartas, cogemos un puñado de coco rallado con la mano, y con cuidado vamos presionándolo sobre los laterales, hasta cubrirlos totalmente. Espolvoreamos un poco más de coco rallado sobre la parte superior de las minitartas, y reservamos en el frigorífico
  21. Por último, preparamos las setas que decorarán la tarta (pueden tenerse preparadas con varios días de antelación, se conservan perfectamente en un recipiente hermético).
  22. Montamos la clara con el azúcar y una pizca de sal, usando un batidor de varillas eléctrico preferiblemente, hasta obtener un merengue firme y brillante.
  23. Ponemos el merengue en una manga pastelera con boquilla redonda grande
  24. Precalentamos el horno a 90º C, y preparamos una bandeja de hornear forrándola con papel vegetal
  25. Para hacer la base de las setas (el tallo), colocamos la manga pastelera perpendicular a la bandeja, y presionamos para que salga el merengue al mismo tiempo que hacemos un movimiento hacia arriba. No pasa nada porque queden picos, cuando los merengues estén horneados, los quitaremos con un cuchillo.
  26. Para hacer la parte superior de las setas, colocaremos la manga perpendicular a la bandeja, y presionaremos para que salga el merengue sin mover la manga del sitio. Es probable que quede un pequeño pico en cada merengue, así que con el dedo humedecido en agua, los iremos aplastando. Aquí tenéis un vídeo que muestra el paso a paso de la preparación del merengue y los champiñones
  27. Horneamos una hora aproximadamente nuestros merengues, y dejamos enfriar. Deben estar totalmente secos
  28. Una vez fríos, fundimos el chocolate. Con un cuchillo afilado, cortamos la parte superior del tallo de los champiñones, ponemos un poco de chocolate, y lo pegamos a la parte superior del champiñón. Dejamos enfriar unos minutos en el frigorífico.
  29. Finalizamos espolvoreando los champiñones con un poco de cacao en polvo, y colocamos sobre la tarta

NOTAS:

  • Ya está a la venta mi libro «Las recetas de la felicidad» con un montón de recetas inéditas! Podéis adquirirlo en todas las librerías, si queréis más información podéis encontrarla aquí
  • La versión semiesférica que veis en las fotos la he preparado en estos boles de My Home Style que son aptos para horno. Están decorados con unas hojas y frutas de madroño
  • La idea de la tarta decorada con setas es de la web de Martha Stewart
  • Si no te gusta el coco rallado, puedes omitirlo, o sustituirlo por chocolate blanco rallado
  • El cacao tiene que ser natural (Hershey por ejemplo), no procesado (Valor, por ejemplo). Si no lo tienes, es mejor no ponerlo, o asumir que el color quedará más amarronado.
  • Si quieres preparar una versión del red velvet con colorante, te recomiendo esta receta de El rincón de Bea
  • Si quieres ver o probar otras versiones del red velvet con remolacha, he probado esta y esta (las dos en inglés), y salen bastante bien, aunque en mi opinión abusan de la cantidad de materia grasa, azúcar, y llevan demasiados huevos, lo que afecta a la textura del bizcocho. En cualquier caso ambos artículos contienen información que me ha resultado muy útil para elaborar esta receta
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